Cuerpos extraños
A la mitad del polo de limón encontré algo extraño. Lo cogí con repulsión entre los dientes y lo escupí sobre la mesa. Agaché la cabeza, entorné los ojos para mirar con mayor precisión y crucé los dedos esperando que fuera una pepita de limón. Con perplejidad vi que era una uña de gato. Dentro del congelador, Misi, seguía haciendo de las suyas.
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