Más feminismo


Una mujer desde muy joven aprende que el camino de vuelta a casa a altas horas de la noche es siempre una amenaza, acelerará el paso, mirará con rápidos movimientos de cabeza a un lado y a otro, incluso atrás, para asegurarse de que nadie la sigue y respirará tranquila cuando entre en el portal de casa y cierre la puerta tras de sí. Sólo con el paso de los años conseguirá una cierta seguridad, nunca total, pero no porque crea que pueda enfrentarse a la amenaza o porque piense que ésta ha desaparecido sino más bien porque encontrará motivos relacionados con su edad o con su aspecto  para creer que no irán a por ella.

Una mujer desde muy joven aprende que la ropa que se ponga va a determinar lo que piensen de ella. Y no sólo con calificativos de si eres más elegante o menos o si para desempeñar ese trabajo es el conjunto más idóneo o no lo es. No, no es eso. Tu manera de vestir va a justificar que el jefe te meta mano, que seas una calentorra, una calientapollas o un marimacho.

Más adelante también asumirás que si consigues un puesto de trabajo destacado siempre habrá quien diga que te acostabas con fulanito o menganito, que se la chupabas al jefe entre café y café o el comentario quedará en el aire con frases como: “¡Qué habrá tenido que hacer para estar donde está!”

En cuestión de sexo, también asumimos que si te gusta demasiado eres una zorra y si te gusta poco una estrecha, una mojigata y normal que tu novio o marido se vaya de putas… porque el hombre tiene necesidades (nosotras no).  

Y si hablamos de temas tabú, tenemos muchos: la masturbación femenina, la fecundación artificial, el aborto, la menopausia...

De la misma manera se asume que tienes que ir depilada, incluso tu pubis tiene que estar más suave que el de un bebé, lucir tacón en los eventos, déjate la bailarina para el momento en el que quieras amputarte los dos pies, estar delgada pero con tetas, los tacos o palabras malsonantes no quedan bien en boca de una mujer y si quieres hacerte abanderada de tu género te convertirás ipso facto en una feminazi cuya única misión será acabar con todos hombres de la faz de la tierra.

Y así, desde muy joven, asumes tantos estereotipos que solo cuando tienes más edad y reflexionas, te das cuenta de que muchos no tienen por qué ser así. Algunos los puedes cambiar, pero son los más inofensivos… Otros, los que te matan, una sola no puede.

#MásFeminismoPorFavor
La sed, Paula Bonet




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