Rumbo


Ella no sabía atar cabos,
más que algún afecto espontáneo,
ni hacer nudos marineros,
tan sólo conocía aquel que se le formaba
 —a veces—  en la garganta.

Ella ignoraba cómo izar las velas,
a pesar de que antes había ondeado una bandera,
y sabía que podía perderse en coordenadas inciertas
pero navegaría siguiendo un camino:
el de la escritura de su ombligo.

Capitana de todo y de nada
subió al barco de su vida pendiente,
ese que la había esperado entre lunas,
y partió en una búsqueda,
la más difícil,
la que podía tener sentido.

#pasionesdeverano

Ilustradora: Elena Gromaz



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