Soneto para Ella

Tú, como la higuera fuerte y guardiana de sus frutos, grácil el movimiento de sus ramas que danzan con el viento y de besos los recubre temprana. En tus brazos se duerme la mañana y hasta el pájaro altivo escucha atento tu dulce nana, como encantamiento, al resol de tu mirada gitana. Un susurro de brisa en la mejilla, la caricia de una onda de tu pelo y tu olor de azahar y campanilla. Y en la noche, la luna tiene celo de tu vientre formado como arcilla, de tu risa arropada en mi pañuelo.