El punto sobre... La piel fría de Albert Sánchez Piñol



Edición: Edhasa, 2005
Nº Páginas: 283
ISBN: 84-350-0892-4

Albert Sánchez Piñol nació en Barcelona el 11 de julio de 1965. Es antropólogo, miembro del Centro de Estudios Africanos y escritor. Su obra literaria está escrita en su mayoría en catalán. Publicó su primera novela en 2002, La piel fría, con enorme éxito y recibió el premio Ojo Crítico de Narrativa. También es autor de la novela histórica Victus que narra la Guerra de Sucesión Española.

“Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos a quienes odiamos. Por la misma razón, pues, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos a quienes amamos.”

Con estas líneas comienza la novela La piel fría de Albert Sánchez Piñol, un inicio que no te deja indiferente y te arrastra a la intensa lectura de sus páginas.

Un oficial atmosférico es destinado a una pequeña y solitaria isla en la que deberá permanecer durante un año y realizar mediciones. Nada más llegar conocerá al único habitante de la isla, un hombre áspero y con aspecto de demente que parece ser el dueño del faro. La primera  noche que el protagonista pasa en su cabaña vivirá una experiencia espeluznante ya que será atacado por unos monstruos marinos que a punto están de quitarle la vida. A partir de aquí intentará por todos los medios refugiarse en el faro aunque encontrará la negativa de Batís Caffó, su inquilino. Una vez que consigue convencer a Caffó de las ventajas de aunar fuerzas, se instalará en el faro y comenzará una lucha contra los que, en un principio, son llamados monstruos marinos.

La piel fría es una novela de ciencia-ficción que reflexiona sobre la condición humana, sobre lo que cada individuo ocultamos en lo más profundo de nuestro ser, sobre lo que seríamos capaces de hacer ante circunstancias inimaginables. La historia se llena de alegorías que podríamos aplicar a cualquier guerra o conflicto pasado o actual: opresores y oprimidos, luchas, muertes, niños indefensos, defensa de la tierra, poder… Y ante todo esto la certeza que recae en el lector al darse cuenta que no existen los buenos y malos sino el individuo ante sus circunstancias.

Algunos párrafos extraídos de la novela:

“Mi descripción no es fiable. Eso es lo que yo podía ver. Pero el paisaje que un hombre ve, ojos afuera, acostumbra a ser el reflejo de lo que esconde, ojos adentro.”
“Disparar contra un hombre era algo más que afinar la puntería contra un cuerpo; era matar todo su tiempo vivido.”
“El tiempo también se convierte en una idea relativa. Una gota suspendida en el hilo de una telaraña puede tardar siglos en caer; a veces, en cambio, parpadeo y ha transcurrido una semana.”
“Habíamos sido paisajistas que pintaban la tormenta de espaldas al horizonte. Sólo teníamos que volver la cabeza, nada más.”
“Aquello que creíamos furor caníbal sólo era el esfuerzo de quienes se arriesgan para rescatar a sus hermanos de armas bajo el fuego enemigo… ¿Cuántas veces habíamos disparado contra individuos que sólo pretendían salvar a sus hermanos?”
“Tienen mil reproches que hacernos. Plantéeselo así: somos invasores. Ésta es su tierra, la única tierra que tienen. Y nosotros la hemos ocupado con un fortín y una guarnición armada. ¿No le parece suficiente motivo para que nos ataquen? —Me alteré, sin poder evitarlo—: ¡Yo no puedo recriminarles que luchen por liberar su isla de los invasores! ¡No puedo!”
“¿Pero quién no estaría dispuesto a modificar el prisma de sus ojos cuando la vida y el futuro dependen de la mirada que dedique al enemigo?”

Si cambiáramos el prisma con el que miramos no veríamos al otro como diferente, como atacante, como invasor. Contemplaríamos sus virtudes, sus semejanzas, y el reflejo en sus pupilas nos devolvería la imagen de nosotros mismos. El ser humano tiene una gran batalla que ganar: la lucha interna de su especie.

Inés Pérez Andreu

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