Sinestesia
Maire Kalkowski |
Ayer tuve un pensamiento y era verde, verde y
grande. También era dulce, tremendamente dulce, como esa fruta que sueñas con
morder cuando tienes sed. Era un pensamiento verde y fresco, joven y mojado en
gotas de la mañana semejantes a las que al despertar cubren mi tejado. Era un
pensamiento verde en una tarde verde.
Y mientras me recreaba en mi pensamiento verde
llegaste tú. Tú con tu chaqueta roja, tu sonrisa roja, tu aspecto rojo. Como
quien sacude las migas de un mantel así lanzabas palabras y más palabras al
aire… y todas eran rojas. Y con tu ímpetu y tus palabras rojas casi me hiciste
abandonar mi pensamiento verde.
Entonces te miré con desdén y levanté una ceja y
apreté los labios, enviándote continuas señales para que no siguieras invadiendo
mi pensamiento verde con ese color que sólo alguien rojo como tú podía tener.
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