Décima a la pena
La
pena vive en sus ojos,
mirada de hundida veta;
arruga anciana, violeta.
Ventanales con cerrojos
donde nadan peces rojos.
Miran marchar al amigo
y se adueñan del castigo
de llorarle en cada esquina
como ánima campesina
en campo seco de trigo.
Comentarios
Publicar un comentario