Un minuto de silencio
El 28 de marzo de 1939, cuatro días antes del final de la Guerra Civil española, el buque británico Stanbrook llevó a cabo la última evacuación de refugiados republicanos del puerto de Alicante.
Con la guerra perdida y el bando republicano más divido que nunca, la tarea más urgente era salvar el mayor número de militantes comprometidos con la causa de la República. En esos dramáticos días finales de la guerra, los puertos de la costa levantina —en especial Alicante— se convirtieron en el centro de atención hacia el que se dirigían las esperanzas de salvación de los combatientes republicanos que pretendían huir de España para escapar de la represión (Martínez Leal, 2005, p. 65).
Ese día solo dos barcos permanecían atracados en el puerto: el Stanbrook y el Marítime. El primero embarcó a todos aquellos a los que pudo admitir, incluso más; en el segundo solo embarcaron 32 autoridades republicanas de la provincia, dejando en los muelles a una multitud desesperada y atrapada en el puerto alicantino.
Aquellos que no lograron embarcar fueron conducidos por soldados al campo de concentración de Los Almendros, primero, y, más tarde, al campo de concentración de Albatera —antiguo campo de trabajo de la República— uno de los más duros que hubo en España tras el final de la Guerra Civil y que permaneció abierto hasta octubre de 1939.
El Campo estaba ubicado en el actual término municipal de San Isidro, comarca de la Vega Baja del Segura, el único de la provincia de Alicante del que existe documentación. Con una extensión total de 360.000 m2, el Campo de Trabajo de Albatera se convertiría en un campo de exterminio, siendo así como lo bautizarían años más tarde los que recuerdan su paso por el lugar.
Sobre el final de la guerra se refiere Fernando García de Cortázar en su libro Breve historia de España (2009): “Las primeras disposiciones tratarían de hacer bueno aquello de que la historia la escriben los vencedores: universidades, institutos, escuelas de profesores y, en especial, el cuerpo de maestros nacionales fueron objeto de durísimos procesos de depuración. Tras los cuales, la cultura se impone, por decreto, al servicio de los ideales del nuevo Estado y arranca de cuajo páginas enteras de la historia” (García de Cortázar, 2009, p. 559).
A pesar de que todavía existe el miedo a hablar, algunas voces que lograron sobrevivir cuentan las humillaciones y vejaciones que sufrieron por un régimen de terror que les impuso el temor constante a ser asesinados en cualquier momento.
Isidro, miliciano anarquista en la Barcelona de los primeros momentos de la Guerra Civil y, más tarde, preso en el Campo de Albatera, relataba: “Empezaron los fusilamientos y llevarse presos para juzgarlos y otros asesinarlos fuera del Campo a nuestra vista. Los barracones llenos de presos. Inmundicia, parásitos, etc. Cuando llovía (llovió 5 días seguidos) se dormía en los charcos y el barro. El Campo se inundaba. No cabíamos” (Abellán, 2016, p. 27).
Según cuenta la historiadora Esther López Barceló en la web del Campo de Concentración de Albatera: “A cada preso le pertenecía un número y un grupo. Así pues, como medida antifuga se dictaminó que se fusilaría al número anterior y posterior que correspondiera con respecto al del fugado. Así, se conformaba una red de vigilancia interior con toda la fuerza que esa dominación psicológica y de enfrentamiento entre los reclusos conllevaba para los vencedores”.
En cuanto a la alimentación, se trataba de un menú que ninguno de los supervivientes ha conseguido olvidar: pan y sardina. Con el paso del tiempo y con un número de presos sensiblemente disminuido, el racionamiento evolucionó de las sardinas y el pan a un plato de caldo de lentejas.
En la actualidad, el campo de Albatera está siendo estudiado por un grupo de arqueólogos, encabezado por Felipe Mejías, cuyos planteamientos se encaminan en la búsqueda por conocer qué pasó con los muertos de esos campos, de los que tan poco se sabe. Dice Mejías que la tarea de los arqueólogos debe servir también para romper silencios y rescatar informaciones que han permanecido calladas.
El historiador Lucien Febvre, en su libro Combates por la historia, escribe que la tarea del historiador es la de “volver a encontrar a los hombres que han vivido los hechos y a los que, más tarde, se alojaron en ellos para interpretarlos en cada caso” (Febvre, 2017, p. 29).
La voz del pasado se refleja irremediablemente en lo contemporáneo. La incapacidad de capturar los hechos del pasado “tal y como realmente sucedieron”, encamina al historiador hacia la reconstrucción de la historia, cumpliendo con una de las funciones esenciales de esta: darle a la persona sentido de identidad dentro de su grupo humano y dotarla de herramientas de conocimiento.
“El hombre no conserva en su memoria el pasado de la misma forma en que los hielos del Norte conservan congelados los mamuts milenarios. Arranca del presente y a través de él, siempre, conoce e interpreta el pasado” (Febvre, 2017, p. 32).
El Stanbrook tuvo también un trágico final, tan solo seis meses después de haber conseguido la heroicidad de llevar a los refugiados republicanos a Orán, hundido en el mar del Norte por el torpedo de un submarino alemán. En los campos de concentración de Argelia, donde habían sido conducidos la mayor parte de los refugiados del Stanbrook, se guardó un minuto de silencio en su memoria.
Bibliografía:
ABELLÁN, I.M. Isidro. Murcia: La fea burguesía, 2016. ISBN 9788494475146
Ayuntamiento de San Isidro. Campo de concentración de Albatera. [en línea] [fecha de consulta: diciembre 2020]. Disponible en: https://sanisidro.es/turismo/para-visitar/campo-de-concentracion-de-albatera/
Campo de concentración de Albatera. [en línea] [fecha de consulta: diciembre 2020]. Disponible en: http://www.campodealbatera.info/inicio
EUROPA PRESS. Salen a la luz restos humanos del campo de concentración de Albatera, el más significativo de España. En: 20MINUTOS. [en línea]. 2020. [Consulta: diciembre 2020]. Disponible en: https://www.20minutos.es/noticia/4502002/0/salen-luz-restos-humanos-campo-concentracion-albatera-significativo-espana/
FEBVRE, L. Combates por la historia. Barcelona: Ariel, 2017. Págs. 15-35. ISBN 8434406853.
GARCÍA DE CORTÁZAR, F. y González Vesga, J.M. Breve historia de España. Madrid: Alianza Editorial, 2009. ISBN 9788420693804
MARTÍNEZ LEAL, J. El Stanbrook. Un barco mítico en la memoria de los exiliados españoles. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 2005. 4, págs. 65-81.
Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2161758
Fotografía: El buque Stanbrook. (fuente: Revista R@mbla)
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